Según dijo Narada, un sabio hindú, "debemos estudiar para saber, saber para comprender y comprender para juzgar". No se si me he saltado alguno de los pasos, pero si mi juicio ha sido correcto, Benarés queda en un lugar bastante poco halagüeño en mi clasificación de ciudades del mundo.
Benarés, o Varanasi, podría compararse a un cuadro impresionista; cuando lo miras de lejos, a ser posible en fotos y a unos cuantos miles de kilómetros de distancia, puedes ver las formas, incluso apreciar cierta belleza; el problema es cuando te acercas, que empiezas a ver las manchas... y la suciedad... y la miseria, y lo que es peor, la dejadez y el abandono.
Generalmente se la define como la ciudad santa de la India y una de las más santas del mundo. Aunque rezar en sus santuarios y bañarse en su río sea la mayor ambición de cualquier buen hindú, para mí que dicha santidad se ha convertido en una coartada para contaminar un río impunemente y crear una localidad que cualquier Servicio de Sanidad civilizado no dudaría en cerrar para siempre por atentado contra la salud después de haber encarcelado a sus responsables. Eso puede verse claramente a orillas del Ganges a poco que uno se quite de los ojos el velo sentimental; y es que donde no hace tanto tiempo se veía una abundantísima variedad de fauna fluvial (no hay más que consultar el libro de Francis Hamilton An account of the fishes found in the river Ganges and its branches 1822), hoy día, al menos a la altura de Varanasi, casi no sobreviven ni las bacterias. Por supuesto no solo está abarrotado de materias fecales que pueden transmitir cólera, disentería, hepatitis y tifus; también es una feria de compuesto químicos como el cromo y el mercurio, que provocan el mayor nivel del país en casos de cáncer. Solo les faltaría añadirle algo de uranio para conseguir un efecto luminiscente muy bonito.
¿Y de quien es la culpa?; por supuesto de la superpoblación, pero también de unos políticos podridos que han creado un sistema corrupto hasta el tuétano; claro que como decía cierto escritor, "no se puede oler a rosas estando sentado sobre una montaña de estiércol" (Aravind Adiga, El Tigre Blanco). Pero parece ser que no se limitan a ejercitar el robo, el cohecho y la prevaricación en su país, sino que también dan clases. Un lugareño nos contó que hace varios años les visitó una delegación de 50 personas del gobierno de la Junta de Andalucía prometiendo grandes inversiones para la ciudad. Hoy día dicho gobierno está inmerso en el mayor caso de corrupción que ha visto España en toda su historia. Aunque lo que más sorprendía a nuestro narrador era la magnitud del séquito. Por cierto, las "grandes inversiones" nunca se realizaron.
El sagrado estercolero después de las cremaciones |
Muchachos llevando a su padre
enfermo a darse un baño en el
Ganges para que enferme un
poco más.
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¿Y de quien es la culpa?; por supuesto de la superpoblación, pero también de unos políticos podridos que han creado un sistema corrupto hasta el tuétano; claro que como decía cierto escritor, "no se puede oler a rosas estando sentado sobre una montaña de estiércol" (Aravind Adiga, El Tigre Blanco). Pero parece ser que no se limitan a ejercitar el robo, el cohecho y la prevaricación en su país, sino que también dan clases. Un lugareño nos contó que hace varios años les visitó una delegación de 50 personas del gobierno de la Junta de Andalucía prometiendo grandes inversiones para la ciudad. Hoy día dicho gobierno está inmerso en el mayor caso de corrupción que ha visto España en toda su historia. Aunque lo que más sorprendía a nuestro narrador era la magnitud del séquito. Por cierto, las "grandes inversiones" nunca se realizaron.
Los famosos ghats de Benarés son simplemente una serie de escalones bastante prácticos, ya que permiten el acceso indistintamente cuando el nivel del río está alto o bajo; y la diferencia de metros es mucha.
Los ghats no sirven solo para embarcar, sino que hay multitud de personas que hacen allí su vida diariamente. Si uno realiza el paseo matutino en barca sobre las 5 de la mañana para poder disfrutar del amanecer, también disfrutará de una sorprendente visión de cuerpos tumbados en las riveras y en las embarcaciones de todos los que allí duermen, y que suelen despertarse en cuanto oyen pulular a los turistas.
Hay que reconocer que el paseo es agradable y pintoresco, sobre todo si se relaja la vista y se disfruta del conjunto sin prestar demasiada atención a los detalles. Tampoco es muy recomendable dejarse llevar excesivamente por la quietud del momento y el cambio de luz hasta relajarse en demasía y mojar las manos en el río, como haríamos en cualquier otro lugar, porque este no es cualquier otro lugar, aquí no sabes con que van a tropezar tus dedos; en el mejor de los casos se habrán cargado de más gérmenes y bacterias que una alcantarilla.
Durmiendo en las barcas |
Las gentes de la localidad acuden a realizar sus abluciones matutinas entre la inmundicia mientras los lavanderos profesionales golpean las prendas de sus clientes contra piedras colocadas para ese fin, las vacas rebuscan entre la basura algo para comer y de la otra orilla llegan los ladridos de multitud de perros que se pelean por algo que han encontrado y que es mejor no ver.
Lavando el último modelo de Vitorio y Luchino
Un personaje típico de la fauna del lugar es el brahman, sobre los que un misionero escribió a principios del siglo XX lo siguiente: "Siempre mendigan, a veces roban, rara vez se les ve sobrios. Parecen lunáticos, huelen a alcantarilla y viven como cerdos" (Phillips Cape Benares, The stronghold of hinduism 1910". Por el aspecto y la actitud de algunos de ellos se diría que no han cambiado demasiado desde entonces.
Según nos contaron, algunos brahmanes son gente con estudios y un buen trabajo (abogados), que cuando terminan su jornada laboral se "disfrazan" y acuden al río para hacerse con un sobresueldo a base de limosnas que no van a llegar a los que más las necesitan.
Acerca de las cremaciones, parece que algo han avanzado, ya que hace unos diez años pusieron un crematorio municipal para las personas sin recursos y prohibieron tirar los cadáveres al río. Sin embargo se siguen realizando cremaciones en la orilla al aire libre con grandes cantidades de madera que se encienden con el fuego de una hoguera que, según la tradición, encendió el propio dios Vishnu in illo tempore. Hay quien aducirá que forma parte de la tradición; pero cuando esta va en contra de la salud general no hay tradición que valga. Como ejemplo de ello no hay más que leer lo relativo a las Torres del Silencio en Viaje a Irán 2009 - Yazd en este mismo blog. Sin embargo, para los políticos siempre es preferible mantener la superstición y la ignorancia entre aquellos que tienen que elegirles.
Pudimos ver las cremaciones desde una barca en el río, y me sorprendió gratamente no haber alcanzado a olerlas; sin embargo no deja de ser un espectáculo tercermundista.
Otro elemento que suele llamar desagradablemente la atención son los grandes mechones de pelo que pueden verse en algunos tramos de la rivera; y es que forma parte del ritual de los peregrinos purificarse mediante la depilación de todo su cuerpo.
Al atardecer, en varios de los ghats se realizan una serie de sosos bailes con una monótona música, y que, para colmo, pueden durar más de una hora. Se supone que se trata de una despedida de buenas noches al Ganges, la diosa Ganga. He consultado algunos libros de siglos pasados, y he sido incapaz de encontrar ninguna referencia a ellos, lo que me hace sospechar que se trata de un espectáculo organizado por los hoteles como parte de la atracción turística. Aunque esta conclusión también puede ser producto de mi natural malicia.
Querido lector; si has llegado hasta aquí te habrás dado cuenta de que no me ha gustado nada Benarés. Podría ser un lugar maravilloso, pero la indolencia que se respira explica su situación actual, que además parece mantenerse para largo. Si a pesar de lo anterior decides ir, tendrás mucho que contar a la vuelta; pero vacúnate y ni se te ocurra bañarte en un instante de epifanía. El que avisa no es traidor.
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