Tokyo es una ciudad verdaderamente impresionante. Multitud de carreteras a varios niveles de altura atraviesan la ciudad entre los edificios y, tras un rascacielos, puedes encontrar un barrio tradicional de casas bajas. El colorido de los anuncios de las grandes pantallas publicitarias recuerdan la película Blade Runner; muchas de las obras de mantenimiento en las zonas de negocios se realizan por las noches para no interferir en el movimiento de población. Ves limpieza, orden, masas de personas de un lado para otro y, sin embargo, por las noches puedes ver algunos indigentes que van a dormir al metro (no son muchos teniendo en cuenta la enorme población de la ciudad).
Uno de los típicos pasos de cebra múltiples abarrotado de gente. Es muy curioso, porque a pesar de la masificación, no hay empujones ni tropiezos y todo va fluido. No hay ninguna sensación de agobio.
Akihabara - Es el barrio de la electrónica, donde puedes encontrar grandes almacenes llenos de todos los cacharritos imaginables y todas las novedades que todavía tardarán en llegar a Europa. Como se aprecia en las fotos, es muy colorido.
Esta chica hacía propaganda de un tipo de local que se puso de moda hace algún tiempo. Son bares o salones de té exclusivamente para chicos, donde las camareras van vestidas de modo sexy (según los parámetros japoneses) y tratan a los clientes como príncipes, con palabras cariñosas y muchas atenciones para que se sientan como señores; que cuando vuelvan al trabajo el jefe ya se encargará de devolverlos a la vida real. No se trata de prostíbulos ni nada parecido, solo es una divertida locura japonesa más.
Si Akihabara es la ruina del comprador compulsivo, Shibuya es la ruina del comprador compulsivo con dinero y gustos "exquisitos". Es el barrio elegante donde se han instalado las grandes marcas de ropa, perfumes y complementos.
Takeshita - Esta es una curiosa calle, principalmente por el personal que la frecuenta. Se trata de una calle de comercios para la juventud (principalmente ropa y complementos); allí pueden verse jóvenes disfrazados (más que vestidos) de las más variadas maneras, algunos auténticamente estrafalarios. No se les ve a todas horas; cuando llegamos a la caída de la tarde solo quedaban dos chicas haciendo sus últimas compras, y solo una de ellas medio disfrazada. Para verlo en su momento de ebullición creo que hay que ir los domingos por la mañana.
El Metro de Tokyo - A pesar de soportar un tráfico diario de 1 millón de personas, está maravillosamente limpio y bien cuidado. Hasta los vagones más "viejos", solo están ligeramente gastados. Los trenes paran en su lugar exacto, ni un milímetro más allá. En las horas punta, los vagones llegan a quedar tan abarrotados que como levantes un pie, luego no tendrás espacio para volver a ponerlo en el suelo, y tendrás que ir el resto del viaje a la pata coja (no es broma, es verídico).
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