Cuenta la leyenda, que Santa Tecla, discípula de
San Pablo, fue perseguida y acorralada contra la pared de esta montaña; rezó
para que Dios la ayudase y, en ese momento, se abrió una hendidura en la pared por la que pudo escapar. A la salida de
la hendidura construyeron una hermita y un monasterio. Hoy día hay un pueblo
que, por desgracia, últimamente ha crecido bastante y sin estilo ninguno (bueno sí, feo). Sin
embargo, este pueblo tiene una característica muy especial, y es que es uno de
los pocos lugares del mundo donde se sigue hablando la lengua de Jesús, el
arameo.
El desfiladero milagroso que atraviesa la montaña y la hermita dedicada a Santa Tecla, donde se reza el "Padre Nuestro" en arameo.
El desfiladero milagroso que atraviesa la montaña y la hermita dedicada a Santa Tecla, donde se reza el "Padre Nuestro" en arameo.
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